lunes, 29 de junio de 2009

Un concepto comentado y comparado de Ciencia.

Nolasco Morán Pérez
mesoamerica10@yahoo.com.mx
El concepto de ciencia, puede ser definido desde distintos enfoques, intereses y contextos. Comentar este término es de suma importancia, porque dependiendo de cómo lo entendamos, va a ser nuestra visión y posición que tengamos ante el mundo, ante la vida, nuestra cotidianidad y nuestro prójimo.

Lo anterior cobra mayor importancia si nos desenvolvemos en el campo de la educación, ya que una definición demasiado amplia adolece de precisión y de aplicación particular, si manejamos una definición demasiado acotada y limitada, esto influirá en una visión limitada del mundo y de los demás que repercutirá consecuentemente en los alumnos en su concepción y actuación (formas de investigar), con respecto a lo que es ciencia.

La pregunta que nos surge de estos planteamientos es. ¿Cómo llegar a una concepción y definición de ciencia con suficiente amplitud y precisión que nos permita tener una visión mas adecuada del mundo que nos facilite a su vez operar en este campo de una manera más eficiente? Dar respuesta a esta pregunta implica de algún modo buscar información al respecto, leer, reflexionar, analizar y sintetizar en torno a este tema.

Las concepciones amplias y limitadas de ciencia

Una definición amplia de ciencia es la que maneja Martínez (2002: 11), la cual la describe como: “…un intento organizado y siempre colectivo de explicar la “realidad”. Es decir, un conjunto de instituciones y personas que divididos en distintos campos del saber se encargan de producir, organizar y comunicar conocimiento e información científica cuyo principal objetivo es resolver problemas y ensanchar nuestra visión del mundo”. Esta concepción de ciencia, es general y permite entender, cual es su sentido y su utilidad. Además nos da a entender que la ciencia para operar se ha institucionalizado, y en ese sentido existen normas y reglas que se instrumentan dentro de los distintos campos del saber para organizar, orientar y limitar o ampliar las acciones de los agentes especializados insertos en las diferentes ciencias particulares.

Una definición acotada de este término es la que nos proporciona Mario Bunge (1969: 32), entendiéndola como “…una disciplina que utiliza el método científico con la finalidad de hallar estructuras generales (leyes)… Para ser precisa la observación tiene que ser cuantitativa, porque los sistemas concretos tienen propiedades cuantitativas, aunque no sea más que porque existen unas determinadas cantidades en el espacio tiempo”, en este mismo sentido Einstein (1956: 121) afirma que, “…el pensamiento científico parte de la observación o “experiencias inmediatas de los sentidos”. En esta forma de concepción de la ciencia, afirma Wilber (2006:29), “…si un determinado suceso no puede medirse, tampoco puede ser objeto de un experimento científico empírico y, en lo que respecta a la ciencia, es como si no existiera”. En este sentido la psicología puede ser considerada una ciencia solo cuando proporciona pautas mensurables, como en el caso de la psicología conductista, pero con respecto al psicoanalisis, desde esta perspectiva puede ser calificada como una pseudociencia.

Desde este enfoque, la ciencia positiva, se basa en la “no ciencia” que serían las matemáticas, que paradójico, ya que son los conocimientos básicos en los que se fundamenta la razón de ser de la ciencia experimental, empírica, cuantitativa, centrada en la medición, no sería una ciencia, porque los números como tales no existen en la realidad concreta y material, ¿alguna vez han visto a un número caminar por la calle?, los números, al igual que el tiempo y el espacio son abstracciones para ordenar e interpretar al mundo y sus fenómenos, son una creación de la mente, sin una existencia concreta y evidente que pueda ser constatada por los sentidos. De igual manera, desde esta mirada, estaría catalogada (como pseudociencias) la lógica, la psicología, la lingüística, la sociología cualitativa, la ética, el derecho, entre otras, que se ocupan de investigar la naturaleza, la estructura y significado; de las conductas, del lenguaje, la sintaxis, la comunicación, el discurso, la lógica, los valores, la intencionalidad de las ideas, el significado, los conceptos, las imágenes, los símbolos, los signos, etc.. Ya que el objeto de estudio de estas disciplinas basadas en la mente y la razón trasciende a los sentidos y a las formas de medición cuantitativa de las ciencias empíricas (física, biología, química, geología, etc).


En este sentido Hawkins (2004: 67-68), afirma que “La posición filosófica del positivismo, basada en la premisa de que nada es real excepto si es cuantificable, es propia de las ciencias”. A lo que agregaríamos solo de aquellas ciencias empíricas que Wilber clasifica como de sensibilia, y cuyos conocimientos parten de los sentidos o del ojo de la carne. El mismo Hawkins, abunda sobre este punto y afirma que “Las fuentes del poder, sin embargo, son invisibles e intangibles. La falacia del empirismo lógico está despejada de su premisa esencial. Decir que nada es real a menos que sea mensurable es de por sí una posición abstracta, ¿o no lo es? La propuesta de por sí no es tan­gible, visible o mensurable; el argumento de la tangibili­dad es de por sí creado de lo intangible (2004: 67-68)”

Bohm citado por Hawkins (2004: 68,), dice que “…el significado vincula la mente y la materia como las caras opuestas de una moneda”. Que en otras palabras, desde nuestra perspectiva, se refiere a la parte subjetiva y objetiva que todo fenómeno sea este natural o social implica al ser observado, estudiado e interpretado, negar la objetividad o subjetividad de los fenómenos, es solo visualizar una parte de la moneda, es tener una mirada limitada, distorsionada que construimos a partir de nuestra propia subjetividad para observar de la misma manera a eso que llamamos realidad.

La concepción integradora

Wilber (2006: 13), partiendo de planteamientos de San Buenaventura, quien enseñó teología y sagrada escritura de 1248 a 1257 en la Universidad de Paris, menciona que los seres humanos disponen, por lo menos, de tres formas de adquirir conocimiento, de "tres ojos": el ojo de la carne, que se relaciona con nuestros cinco sentidos, por medio de los cuales percibimos el mundo externo del espacio, el tiempo y los objetos; el ojo de la razón, que nos permite alcanzar el conocimiento de la filosofía, de la lógica y de la mente; y el ojo de la contemplación, mediante el cual tenemos acceso a las realidades trascendentes. Con respecto a esto hace énfasis en que; el triple dominio del conocimiento implica entender que todos los hombres y mujeres poseen un ojo carnal (sensorial), un ojo racional (mental) y un ojo contemplativo (espiritual); que cada ojo tiene sus propios objetos de conocimiento (objetos sensibles, objetos conceptuales y objetos espirituales); que un ojo superior no puede ser reducido a un ojo inferior ni explicado por el; y que cada ojo es válido y útil en su propio dominio pero incurre en una falacia (error categorial) cuando intenta captar totalmente los ámbitos inferiores o superiores (Wilber 2006:18).

Partiendo de estos tres ojos, reinos o ámbitos del conocimiento Wilber (2006: 97), propone una clasificación de las ciencias: a) Ciencias de sensiblia, donde se contemplarían a todas aquellas que parten del ojo de la carne o de los sentidos para conocer y construir conocimiento, como son la física, la química, la biología, la astronomía, la geología, etc., b) Ciencias de intelligibilia, que parten de la mente o razón, (la lingüística, las matemáticas, la fenomenología experimental, la sociología interpretativa, la filosofía comunicativa, etc.), y, c) Ciencias de Trascendelia, donde se encuentran disciplinas abiertamente experimentales y contemplativas como el zen, el vedanta, el vajrayana, etc.

En cualquiera de los tres dominios mencionados (sensorial, mental y espiritual), el proceso de generación, procesamiento y desarrollo de información y conocimiento es tridimensional, es decir se ajusta de manera general a tres fases o pasos que son los siguientes (Wilber, 2006: 63):

  1. Fase Preceptiva, Instruccional o de Prescripción instrumental. Son todos aquellos principios, pasos, instrumentos y acciones que se requieren para hacer algo, se refiere a las instrucciones para la aplicación de los métodos y técnicas particulares que permiten generar información y conocimiento. Tiene siempre la forma de “Si quieres saber esto deberás hacer esto otro”

  2. Fase Perceptiva o de Aprehensión intuitiva. Consiste en la percepción cognitiva, la aprehensión, o experiencia directa e inmediata, de los datos, del ámbito objetal (o de ciertos aspectos del ámbito objetal) a la que nos conduce la instrucción. Es la comprensión o entendimiento a partir de los datos de las características esenciales del objeto estudiado.

  3. La confirmación comunal. Consiste en el cotejo de los resultados obtenidos (aprehensiones de datos) con otros observadores o indagadores que también hayan pasado por los estadios preceptivo y perceptivo. Es la fase consensual que permite refutar información y conocimiento erróneo, o bien ratificar, verificar y consensuar la información y conocimiento que se considera verdadero en el ámbito o reino respectivo.

Con base a lo anterior se puede proponer la siguiente definición de ciencia, como toda aquella disciplina que clara, sincera y conscientemente permanezca abierta a las tres fases o etapas de recogida y verificación de datos. De este modo, con tal de que se someta concientemente a estos tres tipos de filtros, el conocimiento, no tiene por que ser solo empírico o generado a partir de los sentidos o del ojo de la carne, sino que puede ser teórico (mental), y también transmental, o incluso gnóstico.

Esta definición que consideramos integradora, no descarta ninguno de los tres tipos de conocimientos que se generan en los ámbitos o reinos ya mencionados, y de alguna manera amplia nuestra visión no solo de lo que podemos entender como ciencia, sino de la gama de posibilidades y caminos que puede tener la investigación para generar nueva información y conocimiento que a su vez amplia nuestra percepción y mirada del mundo.

Fuentes citadas y consultadas

Bunge M. 1969. La investigación científica. Su estrategia y su filosofía. Ariel, Barcelona, España. 366 pp

Einstein, A. 1956. Lettres a Maurice Solovine. Gauthier-Villars, París, Francia. 478 pp.

Hawkins D. R. 2004. El poder contra la fuerza: Los determinantes ocultos del comportamiento humano. 150 pp. on line http://www.4shared.com/file/113230638/15cfd2c8/PODER_VS_FUERZA_completo accesado en junio de 2009

Martínez, L. J. S. 2002. Guía de apuntes básicos para el docente de la materia de Técnicas de Investigación. Documento inédito. Universidad Mesoamericana. 90 pp.

Wilber Ken. 2006. Los tres ojos del conocimiento: La búsqueda de un nuevo paradigma. Quinta edición. Editorial Kairós. Barcelona, España. 315 pp.

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